ÁMBAR
Ebrio de néctar iba un insecto loco,
zumbando entre las flores aterrizó,
encima de una rama vio la resina
grave, sobre su antena, y así le habló:
Ámbar, no me dejes
en mi soledad,
que tu sol antiguo
quiero ver brillar.
Ámbar, no me mires,
porque tu mirar
lento me fascina y yo
tengo que volar.
Pise usted el racimo, querida amiga,
ay, servidora altiva de último bar.
Como un vulgar moscón casi me fulmina
y a mi cerveza le dediqué un cantar.
Ámbar, no me dejes
en mi soledad,
que tu sol antiguo
quiero ver brillar.
Ámbar, no me mires,
porque tu mirar
lento me fascina y yo
tengo que volar.
Ebrio de néctar iba un insecto loco.
Ebrio de néctar iba un insecto loco.